Leía hace unos días una entrevista al publicista Lluís Bassat en El Periódico. Acaba de publicar Confesiones personales de un publicitario, un libro del que seguro que se aprende. De la entrevista de Helena García Melero me interesaron especialmente dos preguntas.
Una sobre las marcas, a las que el publicista responde: “Las marcas son como catedrales. Se construyen durante muchos años y siempre gracias a un buen producto. No hay marca que nazca de un producto malo.” Ante esta respuesta, seguro que muchos se han planteado la que fue la siguiente pregunta : “Pero le habrán encargado publicidad de todo tipo de productos.” A lo que Bassat responde: “Sí, pero si el producto que hay que vender es igual que el de la competencia, y más caro, hay que replantearlo.”
No hay duda de que se puede hacer una buena campaña de un mal producto, pero todos sabemos que, tarde o temprano, este producto está condenado a morir, si no mejora. Los publicistas pueden ser estupendos, pero los clientes tampoco son tontos. De ahí la importancia de que, tras una buena campaña, haya un buen producto que la sustente. Lástima que no todo el mundo lo vea así.