Últimamente se habla mucho de “el Internet de las cosas” (Internet of Things). No es algo nuevo, pero de un tiempo a esta parte está en boga, entre otras cosas por el auge de congresos sobre smart cities, supongo.
Como explican en el informe sobre este tema de la Fundación de la Innovación Bankinter (en pdf):
el Internet de las cosas consiste en que las cosas tengan conexión a Internet en cualquier momento y lugar. En un sentido más técnico, consiste en la integración de sensores y dispositivos en objetos cotidianos que quedan conectados a Internet a través de redes fijas e inalámbricas.
Esto permite desde que una tubería esté conectada a la central del proveedor de aguas mediante un sensor y avise automáticamente de que se ha producido una fuga hasta que un chip en las carreteras pueda enviarle información a nuestro coche sobre si hay atascos en un punto concreto. Vamos, que las aplicaciones del Internet de las cosas nos hacen la vida más fácil. A veces, todo esto nos suena a ciencia ficción. Y si no, mirad este vídeo:
Os guste o no la idea de estar todo el día rodeados de pantallas (más de lo que ya lo estamos), algunos de estos experimentos que parecen futuristas son ya una realidad, como tuve la oportunidad de comprobar en el laboratorio de innovación de la UOC.
Si el vídeo que acabamos de ver os parecía ciencia ficción, echad un vistazo a este otro:
A mí no me importaría que mi casa me preparase la cena mientras estoy de camino, aunque lo de acabar sola en el sofá no me acaba de convencer (prefiero hablar con personas que con mi casa, por muy maja que sea).
Este otro vídeo nos muestra una Internet de las cosas mucho más humana. En realidad, como pasa con todo lo relacionado con la tecnología, no es la tecnología en sí lo que es o no humano (es sólo tecnología), es lo que hacemos con ella, es la aplicación que le demos la que la humaniza.
Por eso, pese a ser una gran apasionada de las nuevas tecnologías y de las posibilidades que ofrecen, en mis charlas siempre digo que es importante desconectar de vez en cuando. No debemos olvidar que también hay vida fuera de las pantallas, como nos muestra este anuncio. Así que para predicar con el ejemplo, y dado que hoy es sábado, ¡desconecto!
Magnífico artículo Cristina. Con su permiso lo comparto en mi blog también, por supuesto enlazando al suyo. Realmente me encanta su visión de este asunto pues por mucho que a mí también me apasionen los gadgets y las nuevas tecnologías, desde luego, deben primar las relaciones con las personas. Un abrazo.
Gracias, Lisset. Por supuesto, un placer que lo compartas en tu blog. Un saludo y gracias por pasarte por aquí y comentar 🙂
Gracias aunque es un poco inquietante. Pero así son o serán las cosas
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No es la tecnología en sí lo que es o no humano, es la aplicación que le demos la que la humaniza http://t.co/1hR3Yg59
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