Esto es lo que nos decía Kathy Matilla, vicedecana del Colegio de Publicitarios y Relaciones Públicas de Cataluña y consultora en comunicación corporativa (entre otras muchas cosas), en las sesiones del máster en Dirección de Comunicación de la Escuela de Administración de Empresas. Gestionamos intangibles. De ahí la gran dificultad de nuestro trabajo. ¿Cómo medir lo que no se ve? ¿Cómo hacer entender al ejecutivo más conservador que la comunicación es importante si es imposible traducir económicamente su importantísimo valor?
No hay día que no recuerde esa frase. Cuando alguien me pregunta en qué consiste «eso de la comunicación corporativa» a menudo suelo responderle con un «gestionamos intangibles». Y, después de intentar hacerle comprender qué es la comunicación de empresas, acabo enumerando algunas de las tareas que realizo diariamente en mi jornada laboral. Creo que sólo así acaban haciéndose una ligera idea de en qué consiste nuestro trabajo. Y es que, sin duda, dedicarse a la comunicación corporativa es aún una dedicación socialmente poco conocida.
Y cuando les digo que soy periodista, algunas personas me contestan: «pero lo que haces no es periodismo». Y lo dicen porque no trabajo en una emisora de radio, ni escribo en un periódico, ni presento los informativos de televisión.
¡Cómo me alegro de que la comunicación no sea una ciencia exacta!
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Esta es nuestra realidad Cristina. Nuestro talón de Aquiles es que somos una disciplina eminentemente cualitativa y no cuantitativa. Eso nos dificulta a la hora de hacernos comprender, sobre todo, por parte de los empresarios al uso. Hay que asumir esto.
Realmente, por tanto, somos una actividad ‘tipo aceite para los coches’ o para otro mecanismos. Sin este fluido tan flexible la máquina no funciona. La comunicación es un bálsamo por tanto ( hoy estoy un tanto poeta). Está ahí si se da, si no está, se nota. Finalmente si el fluido se da (la comunicación) hay unos resultados, si no, se dan otros. ¿Mejores o peores en unos casos u otros…? Esa es la gran cuestión entiendo. Desde luego considero que, con Comunicación, las cosas indudablemente salen mejor. ¿Si no te enteras de lo qué tienes que hacer en tu trabajo, cómo lo vas a hacer?…
Efectivamente. Y ahí entramos de lleno en la comunicación interna. También el/la telefonista necesita saberse parte del barco para no hundirse antes de llegar a tierra (vaya, parece que hoy también yo estoy algo poética). No sólo los altos directivos (y altas directivas, si las hay) necesitan conocer los objetivos de la empresa.
Me puntualiza Kathy:
«la verdad es que las percepciones no pueden gestionarse. Lo que sí se gestiona es la identidad corporstiva (lo que se es)… con la esperanza de que las percepciones de los públicos se movilicen. Académicamente y ‘strictu senso’ ésta es la definición correcta del concepto.»
¡Gracias, Kathy, por la aclaración!