Foto: Ladyheart – Morguefile
Ser nativo digital no implica ser digital. Ayer lo confirmé una vez más. Mi colega Larisa, que también colabora con el IESE, me invitó a dar una charla a los alumnos del primer curso del grado en dirección de empresas tecnológicas de La Salle (¡gracias!). Estuvimos hablando de medios sociales, de reputación digital y de marca personal. Y me sorprendió el pesimismo digital que me encontré.
En general, no mostraban ningún interés en tener presencia en Internet. Cuando llevábamos un rato charlando, les pregunté si creían que, al buscar su nombre en Google, era mejor que apareciera algo o que no saliera nada, y su respuesta fue: “desde mi punto de vista, mejor que no salga nada, pero según lo que tú explicas, es mejor que haya resultados”.
Mi exposición recogía los beneficios y también los riesgos que supone la gestión de la reputación en Internet, aunque he de confesar que me centré en los aspectos positivos, porque los negativos ya los iban desgranando ellos.
La sesión fue todo un reto para mí. Lo cierto es que los alumnos participaron mucho, pero me sorprendió que solo hicieran referencia a lo negativo de la Red, casi desmereciendo lo positivo. Quizá se deba a que (según me explicaron) en las últimas clases habían estado analizando los riesgos de la comunicación en Internet, aunque no creo que sea el único motivo.
“No vas a conseguir convencernos”, me dijeron. Y la verdad es que no era ese mi objetivo. Yo solo quería que vieran que no todo es blanco o negro y que Internet nos permite darnos a conocer, hacernos visibles, crear nuestra marca personal y gestionar nuestra reputación digital, como comenté en Twitter tras la sesión.
En respuesta a este tuit, Jose Quintano Ruiz me comentó:
@blogocorp tu no debes de ser nativa. Por eso lo ves como oportunidad: ya tienes la cabeza amueblada
— Jose Quintano Ruiz (@josequintanorui) octubre 25, 2012
No sé si es una cuestión de tener la cabeza amueblada, pero es cierto que esta respuesta por parte de los alumnos evidencia que la edad no es la clave del buen uso de los medios sociales. Por supuesto, todos los adolescentes y jóvenes conocen Facebook y Twitter (aunque solo algunos Google+ y Pinterest, y eso da qué pensar), pero que los usen a nivel personal no significa que sepan cómo usarlos a nivel profesional o de forma estratégica. Tal vez los inmigrantes digitales necesitamos un proceso de inmersión, como explica Brian Solis en The end of business as usual, para llegar a manejar con soltura los medios sociales, pero los nativos necesitan también un proceso de asimilación y de análisis para llegar a comprender el alcance que estas herramientas tienen a nivel profesional. Más tarde, Jose Quintano añadió:
@blogocorp yo trabajo con quinceañeros. Les cuesta mucho usar bien los demasiados datos de que disponen. Pero se les puede enseñar, claro. — Jose Quintano Ruiz (@josequintanorui) octubre 25, 2012
Estoy de acuerdo con la reflexión. Y, como le respondí vía Twitter: eso intentaremos, aportar nuestro granito de arena 🙂 Si conseguí que al menos salieran del aula pensando que Internet no solo es un riesgo sino que también puede ser una fuente de oportunidades, entonces habré conseguido mi objetivo.
Actualización 30/10/12:
Pues parece que la sesión gustó. Ayer me comentó Larisa que algunos alumnos se habían interesado por tener acceso a la presentación que usé durante la sesión. ¡Buena señal! Hoy ella ha vuelto a tener clase con este grupo y le han comentado que la charla fue interesante. Al parecer, antes de mi sesión habían estado trabajando los riesgos de los medios sociales. En mi charla enfaticé sobre todo los aspectos positivos. Y parece que al final se han quedado con la idea de que es cierto que hay peligros, pero también grandes oportunidades. ¡Eso ya es un principio de actitud digital! ¿No os parece? Poco a poco 🙂
Hola Cristina
Me gusta mucho tu post porque yo también lo vengo viviendo en mis clases con l@s «chic@s» de los masters que tienen una media de 25 años y, a priori, serían ultradefensores de Internet. Pues no, no lo son. Yo he llegado a las siguientes conclusiones:
1. A nivel personal les parece perfecto.. para mantenerse en contacto con amigos, quedar o compartir fotos. Pero tampoco hacen un uso «excesivo»… solo cuando toca.
2. Por supuesto no le ven el beneficio a nivel ni profesional ni de marca… todo lo contrario, les asusta, lo que es curioso porque es la misma opinión que tienen los directivos de más de 40 años, e inmigrantes digitales por tanto, de las empresas en general.
3. Es como si fueran dos mundos: el de lo personal y el de lo profesional y resulta curiosos de nuevo porque hace años que los que nos dedicamos a esto venimos defendiendo que los más jóvenes son los que más solapan ambos mundos. Pues va a ser que no podemos hacer una afirmación tan categórica.
Así que al final yo he llegado a la conclusión, un poco como tu, que no es verdad lo de inmigrantes y nativos y que todo esto no tiene nada que ver con la edad. Es un tema de «visión» y de actitud y tiene mucho que ver con el tipo de entorno en el que te mueves tanto a nivel personal como profesional… estos chicos piensan igual que los directivos de las empresas que les van a contratar y eso no me gusta porque se suponía que eran los que iban a introducir los verdaderos cambios. Estoy seguro que vas a dar una clase a la facultad de Comunicación, de periodismo o a algo relacionado con artes y son mucho más permeables.
Parece que los esteretipos y los chips que te alinean siguen vigentes, no? Cuanto trabajo nos queda por hacer!!!
Pues sí, veo que estamos de acuerdo. Es una cuestión de actitud, no de edad. Ciertamente: queda mucho trabajo de sensibilización por hacer. Parecía que pronto no harían falta «evangelistas digitales», pero como tú dices, parece que hacer afirmaciones tan categóricas es demasiado arriesgado.
Tengo 25 años y soy parte de la generación de frontera de los nativos digitales y de los que no lo son. Quizás es porque me dedico a la comunicación que me ha sorprendido mucho tu reflexión, pero también porque mis coetáneos sí ven en la red toda una oportunidad. Por lo menos es lo que comentamos entre amigos, compañeros, y con nuestros hermanos o primos más jóvenes. Son muchos jóvenes los que apuestan por los medios sociales para mostrar al mundo sus proyectos emprendedores en muchos ámbitos (sector textil, construcción, turismo, restauración…, por sólo citar algunos), porque saben y son conscientes que Internet es el mejor aparador y que, con una buena gestión, pueden abrirse al mundo y encontrar un oasis de oportunidad en un momento de crisis donde no la hay. Por ello, no creo que se nos pueda catalogar de pesimistas digitales, sino de «abrumados digitales» o de «generación infoxicada». Como comentas más arriba, queda mucho trabajo de formación por hacer… otra buena oportunidad para profesores y docentes 😉 ¡Un saludo! Me ha hecho pensar mucho tu apunte.
Hola, Esther. Me alegro de que hayas compartido tu punto de vista y de que sea mucho mas optimista que el que comento en mi post. El post refleja solo una experiencia concreta con un grupo concreto de personas, que por supuesto no es una muestra representativa. No se puede generalizar: ni todos los nativos digitales son pesimistas ni todos los inmigrantes digitales optimistas (¡ni mucho menos!).
Me alegro de que el post te haya hecho reflexionar. A mí tu comentario también, porque creo que viene a confirmar la idea de que ser digital no es cuestión de edad sino de actitud 🙂
¡Gracias por pasarte por aquí!
Hola Cristina. Deseo comentarte que como profesor de bachillerato me encuentro en situaciones similares a las de ustedes, con mis alumnos que están por ingresar a estudios universitarios es mayor la aceptación, pero con profesores que imparten mis mismos Talleres de Comunicación, no quieren emigrar a emplearlas. Solo abren una ventana para explicarlo. Pero, opino yo, la mejor manera de comprenderlo es aplicar sus herramientas.
Hola Jose,
encantada de verte por aquí. Estoy totalmente de acuerdo contigo: ¿cómo podemos enseñar a usarlas sin usarlas? Coincido en que la mejor forma de luchar contra los miedos es precisamente enfrentarse a ellos, y que vean que no pasa nada por escribir en un blog, por ejemplo. Con ese fin yo suelo crear blogs de curso, para que al menos tengan la oportunidad de sentir la experiencia, hasta que luego se animen a crear su propio blog.
Un saludo.
Cristina, como te dije en un tuit rápido, una situación parecida la viví en mayo cuando fuí invitada a dar una clase en la facultad de medicina. La asignatura «Comunicación médico-sociedad» era optativa y creía yo, que los alumnos, nativos digitales y usuarios intensivos de tecnología, iban a participar e incluso a proponer, como aprovechar sus competencias digitales en salud. Pues… sorpresa! Como corrobora David en su comentario una cosa es su vida digital personal y otra la transferencia profesional de sus habilidades, dos mundos que de momento parecen poco conectados. Y sí, ya lo decíamos cuando empezó todo esto del 2.0, estamos ante un cambio de actitud y con el paso del tiempo vamos viendo que la edad no lo es todo. En Miraquebé escribí el post Futuras promesas sobre mi experiencia http://miraquebe.blogspot.com.es/2012/05/futuras-promesas.html . Me ha gustado recuperar esta reflexión y enriquecernos con ella 🙂
¡Hola Mònica!
Sí, leí tu post a raíz del tuit que me enviaste y ya vi que la experiencia iba en línea con la de mi post.
Parece que aún queda mucho trabajo de evangelización por hacer. ¡Ser digital es una actitud!
Un placer verte por aquí 🙂