Cuando todavía estamos intentando asimilar el concepto Web 2.0, ya hay quien va un paso más allá y habla de la Web 3.0. Para los que les interese el tema, la última edición de Enter recoge un documento de Salvador Pérez Crespo, de Telefónica, sobre Cómo será la web 3.0 (descargar pdf).

Dice Pérez Crespo que la Web 3.0 es la web semántica y los microformatos. Que, dicho de una forma rápida, consiste en “dotar de significado a las páginas web, y de ahí el nombre de web semántica”. Y pone un ejemplo muy claro: web semántica sería aquella que permitiría que se formularan consultas como “busco un lugar para pasar las vacaciones con mi mujer y mis dos hijos de 5 y 2 años, que sea cálido y con un presupuesto máximo de 2000 euros”, y el sistema devolvería un paquete de vacaciones tan detallado como el de una agencia de viajes. Todo esto, de forma rápida, sin tener que pasar horas y horas buscando por la red, gracias a la ayuda de la inteligencia artificial.

Si el principal cambio que ha introducido la Web 2.0 es la participación del usuario en la creación de contenidos, dice el autor que ahora “lo novedoso podría estar en la combinación de las técnicas de inteligencia artificial con el acceso a capacidad humana de realizar tareas extremadamente complejas para un ordenador y de esa forma rellenar los huecos que impiden progresar esta disciplina”. Vamos, que hasta que los ordenadores consigan “ser inteligentes” (por decirlo de alguna forma), no nos queda más remedio que ayudarles. ¿Cómo? Pues, por ejemplo, como ya hacemos con el uso de etiquetas (al que, por cierto, debería sumarme), que ayuda a que los buscadores localicen la información. En conclusión, que la Web 3.0 sigue necesitando (afortunadamente) nuestra colaboración.

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