Interesante el artículo sobre La comunicación corporativa: presencia, autorepresentación e imagen, de Mònika Jiménez, publicado recientemente en el Portal de la Comunicación de la Universitat Autònoma de Barcelona.
El artículo parte del inicio de la comunicación corporativa, que Mònika sitúa en un cartel luminoso de los hermanos Kellogg, dos médicos norteamericanos que popularizaron la dieta rica en fibra a través de unos copos de cereales tostados, conocidos desde entonces como «Corn Flakes». Una denominación que al poco tiempo se convirtió en genérica, haciendo indispensable una estrategia de diferenciación de Kellogg con la multitud de competidores que rápidamente copiaron su idea.
A partir de esta introducción, se hace referencia al paso del mensaje comercial al comunicativo y se repasan dos conceptos básicos en comunicación corporativa: identitda e imagen. El documento acaba con un acercamiento a los públicos objetivos y stakeholders.
Y transcribo un párrafo de las conclusiones que me parece indispensable:
«A modo de punto final, podemos afirmar que resulta indiscutible el poder
de la comunicación corporativa en el proceso de comunicación derivado de la
necesaria relación entre la institución y sus públicos. La ausencia de discurso
en este sentido significa la práctica inexistencia en un entorno empresarial
cada vez más competitivo y en el que la opinión del público resulta fundamental
para establecer las directrices que tienen que definir las estrategias de
comunicación por parte de la organización.»