A través de The New Blog Times descubro un interesante artículo de Enrique Dans sobre los peligros que tiene pasarse de listo en la red. En la red todo se sabe, publicado en Libertad Digital, habla de los riesgos que entraña la tentación de hacerse autobombo, en especial a través de plataformas sociales como Menéame, en las que son los propios lectores los que “menean” las noticias que les interesan hasta los primeros puestos del ranking. La tentación es grande, pero los riesgos aún lo son más.
La empresa puede ver una oportunidad de hacer una campaña de relaciones públicas barata y muy eficaz a través de internet, pero ha de saber que el envío de noticias desde la propia página o la creación de falsas identidades para “automenearse” (conocido como astroturfing, descubro en artículo) están penalizados. El control se realiza a través de la dirección IP (que es como el DNI de nuestro ordenador cuando se conecta a internet). Pero más allá de eso, hay que ser consciente de que en la red todo se acaba sabiendo. Como dice Enrique:
“Las cosas, en la red, dejan huella, y siempre hay ya no uno, sino cientos de ojos mirando. (…) En el mundo real puedes dedicarte a salir por la noche con un spray y ensuciar las paredes con pintadas si quieres. Pero eso mismo, en la red, suele dejar más huellas. (…) La red es lo que tiene: es como el mar. Arroja en él cosas buenas, y te traerá normalmente cosas buenas. Tira porquería, y te devolverá porquería. En la red, todo se sabe.”
Pues eso. Así que ojito con lo que hacemos en internet.