Recibo una nota de prensa de HelloTxt (información que sí que me interesa, por cierto). Leo las novedades que ha incorporado este “agregador de redes sociales y microblogging que permite actualizar el estado de forma simultánea en cerca de 60 redes sociales”. En la línea de Ping.fm. Y entonces me pregunto: ¿estoy presente en 60 sitios? Afortunadamente, no. Por mucho que haya programas como estos, que faciliten la gestión integrada de la conversación en diferentes plataformas a través de un único sitio, 60 sitios me parece excesivo.
“Cada usuario de HelloTxt actualiza a través de este servicio una media de cuatro redes sociales”, sigo leyendo en la nota. Vaya, esto ya me tranquiliza un poco. “No soy la única excepción”, me digo a mí misma.
Y no puedo evitar relacionar todo esto con lo que estamos comentando estos días en el Máster en Sociedad de la Información y el Conocimiento de la UOC. ¿Ciertamente la tecnología condiciona nuestras vidas? ¿O es nuestra vida la que se adapta a la tecnología, según las necesidades? ¿Qué determina a qué? Hay mucho material en la Red sobre determinismo tecnológico. El libro que me estoy leyendo ahora sobre el tema (Historia y determinismo tecnológico, de Leo Marx y Merritt Roe Smith, Alianza Editorial) me está haciendo reflexionar sobre algunos aspectos que creo que todos deberíamos plantearnos. ¿No vivimos todos en cierto sonambulismo tecnológico (en palabras de Winner), en el que sólo somos conscientes de nuestra dependencia de la tecnología cuando esta falla?