El País publicaba ayer un interesante artículo sobre el siempre polémico asunto de la medición de audiencias. Más polémico aún, si cabe, cuando se trata de medir las audiencias en internet.
Siempre me ha parecido curioso el sistema de paneles: analizar una muestra representativa, estudiar sus comportamientos y extrapolar los resultado al resto de la sociedad. Cuando en la carrera nos explicaban el sistema, siempre nos preguntábamos lo mismo: «¿alguien conoce a alguien que tenga uno de estos receptores-medidores en casa?». Pues no, nadie conocía a nadie, como reza el título de la película.
Medir la audiencia en la red es aún más complicado. ¿Cómo diferenciar un click por equivocación de otro que ciertamente se hace por interés? ¿Cómo medir el tiempo que la persona está en la página si puede tener la ventana minimizada y estar haciendo otras cosas a la vez? Al parecer, otro de los grandes problemas para esta medición es que muchos internautas acceden a las webs desde su trabajo. Por supuesto, la mayoría de ocasiones a escondidas. ¿Cómo se mide eso que nadie estará dispuesto a admitir delante de su jefe?
Un tema complicado, sin duda. Os recomiendo la lectura del artículo de El País. No da soluciones milagrosas, pero hace un breve repaso por los sistemas empleados por Nielsen y por la OJD Interactiva.