La «bomba mental» de Greenpeace, el fenómeno viral antes de Internet

como cambiar mundo 2«Bob se dio cuenta de que si quieres protestar debes crear una historia que impacte a millones de personas». Esta es precisamente la definición de lo que Bob Hunter, periodista y uno de los fundadores de Greenpeace, entendía por «bomba mental». «Debíamos conseguir situarnos entre las ballenas y el arponero. Era la imagen que necesitábamos», explica uno de los ecologistas que participaron en el viaje fundacional de Greenpeace. Y la consiguieron. Y con imágenes como esta lograron captar la atención de la opinión pública y de las autoridades y remover conciencias. «Fue el inicio del movimiento ecologista moderno» y el nacimiento de lo que hoy conocemos como Greenpeace, que es precisamente lo que explica el documental «Cómo cambiar el mundo».

El objetivo de este grupo de ecologistas pacifistas era salvar el planeta y su única arma era la cámara. Buscaban siempre acciones visualmente impactantes, como interponerse entre un arponero ruso para salvar una ballena o plantarse ante un buque rompehielos para evitar la matanza de focas en el Ártico. Confiaban en el poder de las imágenes y de los medios de comunicación como herramientas de cambio social. Utilizaban las imágenes que grababan como «bombas mentales» capaces de transformar conciencias.

Corría el año 1971 cuando un grupo de 11 ecologistas canadienses, liderados por Hunter, partieron de Vancouver rumbo a la isla de Amchitka, frente a Alaska, para protestar contra las pruebas nucleares que Estados Unidos estaba realizando en el lugar. Viajaban a bordo de un viejo barco de pesca, el Phyllis Cormack, con poco presupuesto pero cargados de ideales y de buenas ideas. El viaje despertó el interés de los medios de comunicación, conmocionó a la sociedad y obligó a las autoridades a reaccionar. Cinco meses después, Washington anunció el cese de los ensayos de la bomba atómica en la islas Aleutianas. Este fue el inicio de Greenpeace y la demostración de que un reducido grupo de personas con iniciativa puede cambiar (un poco) el mundo valiéndose solo de una cámara.

Como veis, este planteamiento se basa en el fenómeno viral antes de que existiera Internet. La viralidad offline. Algo que viene muy bien para recordarnos que ya había virales y fenómenos mediáticos mucho antes de la era digital. Es algo que Greenpeace ha sabido aprovechar desde sus orígenes y aún hoy domina a la perfección, porque hay que reconocer que saben comunicar muy bien.

Esta producción británico-canadiense explica los orígenes del activismo ecologista y también cómo la lucha de egos y las discrepancias internas terminaron por fracturar la amistad de estos jóvenes idealistas. Como se explica en la sinopsis del documental, la evolución de este movimiento se puede comparar con la de algunos movimientos políticos y ciudadanos actuales, nacidos al calor de la Red, que pueden extraer buenas lecciones de este documental.

«How to Change the World«. Os recomiendo verlo: os aseguro que descubriréis mucho más que los orígenes de Greenpeace.

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