Leo en el blog de Francesc Hernández García una entrad2a sobre el factor tiempo en las agencias de comunicación que me hace pensar. Dice que 48 horas suele ser «el límite que muchos clientes, cuando se dirigen a una agencia de comunicación, les dan a las agencias para que les presenten un plan de comunicación anual. Algunos clientes más benévolos incluso alargan uno o dos días más el plazo de entrega. Sin duda se trata de una solemne equivocación. Resulta imposible preparar una propuesta comunicativa correcta en tan sólo 48 o 72 horas.» Y tiene razón. Si en 48 horas es imposible ‘conocer’ bien al cliente y empaparte de toda la información de su empresa, ¿cómo va a ser posible realizar una propuesta de comunicación coherente y personalizada?
Estoy ahora mismo realizando el plan de comunicación del centro en el que trabajo. Y os puedo asegurar que llevo invertidas más de 48 horas y también más de 2 días. Y aún no lo he acabado. Y es que no se trata de producir planes de comunicación como si de churros se tratase sino de hacer propuestas personalizadas para dar respuesta a las necesidades de cada empresa. No hay fórmulas mágicas que se puedan aplicar a todas las compañías y que sean la respuesta a todos los problemas. Porque si las hubiera nuestro trabajo no tendría ninguna gracia y lo podría hacer cualquiera.
Reclamamos que nuestra disciplina sea conocida y reconocida, puesto que sabemos la importancia que tiene la comunicación para una empresa. Pero no podemos reclamar que nos consideren profesionales si nosotros mismos no nos comportamos como tales y hacer una propuesta en 24 horas no tiene nada de profesional. Como dice Francesc «para ello es necesario que las agencias sean capaces de decir NO a presentaciones en las que prime el tiempo y la necesidad de incrementar los números de la compañía, ante una calidad mínima del proyecto comunicativo a presentar». Lástima que no siempre sea posible plantarse y decir NO.