Juan Pedro inicia el post explicando una anécdota histórica (os recomiendo leerla) y más adelante apunta que “el mutismo de un personaje o de una Institución siempre ha estado mal visto: en la mayoría de los casos se confunde con falta de transparencia. Y, siendo así, sin embargo, hay ocasiones en que el sentido común aconseja, precisamente, quedarse callado.”
Después, utilizando un símil taurino, añade “si entramos al trapo a la menor crítica o a la menor acusación, lo único que haremos será publicitar más la posición de nuestra competencia, hacerles más grandes, más fuertes”. Recuerdo de forma especial una de las sesiones del máster de comunicación que hice, en la que oí por primera vez que el silencio es también una estrategia. He de reconocer que, en un primer momento, me chocó. Nunca me lo había planteado desde esa perspectiva y la afirmación me hizo pensar. Al cabo del tiempo, he llegado a comprenderlo: callar también puede ser estratégico.