“The best employee advocacy programme is the one that does not need exist”. Estoy de acuerdo con esta reflexión de Leandro Herrero que leo en el libro Disrupting the Function of Internal Communications, publicado por IC Kollectif. El autor añade que: “When advocacy is unsolicited, spontaneous, as a sign of pride of working in a particular workplace, you don’t need a programme.” Y eso también lo comparto.
Continúa el texto: “You may need one when otherwise you would not have that advocacy. But then, you are always catering for something that you want to create, to install, perhaps force. Not impossible, but worth starting from this premise.” Con esta última reflexión no estoy del todo de acuerdo.
Por supuesto, si la empresa trata mal a sus empleados, ningún programa de employee advocacy podrá remediarlo. Siempre, lo primero es hacer bien las cosas, y solo entonces tendrá sentido pensar en que los empleados defiendan la marca. (Un ejemplo de lo que no hay que hacer lo hemos visto estos días con Pizza Hut Florida, al paso del huracán Irma).
Pero también puede pasar que la empresa cuide a sus trabajadores y estos no corran a explicarlo en las redes sociales, y en este caso un programa de employee advocacy puede animarlos a hacerlo. No se trata de forzarlos, pero facilitarles las cosas puede ayudar, como podéis ver en estos ejemplos.
Si la empresa trata mal a sus empleados, un programa de employee advocacy no es la solución
Añade Herrero que: “In any case, if needed and started, the overall goal of an employee advocacy programme is to kill it as fast as possible by making it completely redundant. Then, you have advocacy with big A.” Y esta idea no la comparto. Desde mi punto de vista, un programa de employee advocacy bien entendido y bien planteado no tiene por qué desaparecer. ¿Acaso eliminamos el departamento de comunicación externa tras el lanzamiento de una empresa?
Entiendo la idea de fondo que (creo) quiere transmitir Herrero, y considero que la plantea de forma muy provocadora (y lo consigue, pues este post no deja de ser una reacción a sus palabras 😉 Lo que sugiere el autor es que si algo es bueno ya se vende solo, y los consumidores lo recomendarán de forma espontánea. Eso es cierto, pero con matices: también hay ideas muy buenas que, sin una adecuada comunicación, pasan desapercibidas.
En un contexto tan competitivo como el actual, no comunicar puede suponer no existir y traducirse en una condena a muerte para el producto. Ser bueno no siempre garantiza el éxito, y si no que se lo digan a Betamax y a Sony. También es cierto que una buena comunicación de un buen producto no siempre es suficiente, pero está claro que ayuda (en el caso de Betamax influyeron muchos otros factores, además de la comunicación).
Hay ideas muy buenas que, sin una adecuada comunicación, pasan desapercibidas
Si tienes un producto excelente y no lo das a conocer, puede que tus competidores (que sí lo promocionan) se queden con tu cuota de mercado. Y esto también es aplicable con el público interno: si tú no animas a tus empleados, a los que cuidas tan bien, a que compartan su experiencia en redes sociales, tal vez no se planteen hacerlo. Pero quizá tu competidor sí que lo haga, y se posicione como “esa empresa del sector en la que merece la pena trabajar, por lo que mima a su gente”. ¿No te gustaría ser tú quien se ganara esta etiqueta? ¿Se te ocurre mejor inversión en employer branding?