“La comunicación de verdad es la que decide al más alto nivel, lo demás son maquillajes, parches y tonterías. Y yo me niego a participar en ellas.”
“Como ha habido demasiado incompetente y hasta corrupto dispuesto a hacerlo, es por lo que ahora no puedo llamar a mi trabajo relaciones públicas; se le llama comunicación o cualquier otro eufemismo.”
“Si no puedo hacer nada por cambiar una empresa que actúa mal, no voy a intentar cambiar su imagen.”
Para mejorar la imagen, “pregunte, pregunte y pregunte. No dé por sentada nunca la opinión, deseos o necesidades del público al que sirve.”
Y ¡¡ATENCIÓN!! Como apunta Grunig: “no se trata de colocar tu mensaje, sino de que, al escuchar, digas a los ciudadanos: «No sé lo que quieres, pero quiero saberlo», y eso es una ventaja, porque tu competencia siempre cree saberlo todo.”
Sin duda, toda una lección para los que nos dedicamos a esto y una buena explicación para los que se preguntan a qué nos dedicamos.