Explica el artículo que la “identidad olfativa” de las marcas es la gran olvidada, pues “la mayoría de firmas ha basado su identidad corporativa en la imagen (el logotipo, el patrocinio o el mobiliario de los establecimientos) y el oído (el hilo musical de las tiendas o la melodía de un anuncio en televisión).” Sin duda, el efecto que tienen los olores sobre los consumidores es un aspecto a tener en cuenta. De la misma forma que la música animada incita a la compra, creo que los olores pueden influir positiva o negativamente sobre nosotros a la hora de tomar la decisión de compra. O, como mínimo, contribuyen a que nos sintamos cómodos o no en una tienda, por ejemplo.
Disney, los hoteles Hilton y los restaurantes Hard Rock ya tienen su propia fragancia corporativa. En España, Pans & Company, Dunkin’ Donuts, Telefónica, Cinesa y Mango, por ejemplo, también se han sumado a la tendencia. Y en el artículo encontraréis más ejemplos. Pero antes de dejaros con la lectura, destaco un dato: “el ser humano recuerda el 35% de lo que huele, frente al 5% de lo que ve, el 2% de lo que oye y el 1% de lo que toca, según un estudio de la Universidad de Rockefeller (Nueva York)”. No es cuestión de obsesionarnos con los olores, pero sí que es un aspecto a tener en cuenta. ¿Habéis leído o visto El Perfume? Dejando a un lado los instintos asesinos y la obsesión por los olores del protagonista, ¿no es fantástico el poder que las fragancias puede tener sobre las personas? Aunque los efectos que aparecen en la historia Patrick Süskind puedan ser exagerados, ¿quién no relaciona un olor determinado con la infancia, con su casa o con los pastelitos de la abuela?