Hace unos días me invitaron a colaborar en el Blog de Menarini y dediqué el post a un tema de actualidad: los influencers en el ámbito sanitario. Cuando no todo vale, lo titulé.
Y es que, cuando hablamos de la combinación explosiva de influencers y salud, creo que no puede imperar la misma laxitud legal que en otros sectores, porque supone un riesgo para las personas.
Vivimos en la dictadura del like, pero no todo debería valer por conseguir un “me gusta”. No puede ser que hoy una influencer (y lo digo en femenino porque la mayoría que publica sobre estos temas son chicas) hable de la última moda en calzado deportivo, mañana recomiende una bebida refrescante, pasado unas toallitas contra el acné y al otro, una mascarilla de protección contra el coronavirus. ¿Suena a caricatura? Pues es real.
Campañas contra los bulos
Cuando hace unos meses el Consejo General de Colegios de Farmacéuticos (CGCF) detectó un aumento de la demanda de unas toallitas contra el acné, investigó un poco y descubrió, para su sorpresa, que se debía a que varias influencers hablaban maravillas de este producto en sus canales de YouTube. Podría tratarse de una promoción comercial más si no fuera porque estas toallitas son un antibiótico que precisa receta médica y que, como tal, no puede publicitarse. Y no es el único caso.
El CGCF ha puesto en marcha la campaña #MedicamentosSinBulos para alertar sobre los consejos de influencers sobre medicamentos. Por su parte, el Ministerio de Sanidad ya ha tomado cartas en el asunto y trabaja con Google para intentar frenar este tipo de contenidos. También el Colegio de Médicos de Barcelona (COMB) puso en marcha hace ya algún tiempo las campañas #SalutSenseTrampes y #SaludSinBulos para promover la búsqueda responsable de contenidos de salud, como nos informa la dra. Mireia Sans (¡gracias!).
Toda iniciativa de sensibilización y concienciación es poca en los tiempos que corren. El caso más reciente lo estamos viviendo ahora mismo: numerosas influencers chinas están llenando sus perfiles en redes sociales posando con mascarillas, para aprovechar el interés que despierta el coronavirus. Con algunos influencers, todo vale para conseguir un clic, sin importar que pueda estar en juego la salud de las personas.
Influencers y salud: no todo vale cuando está en juego la salud de las personas
Oportunidad y responsabilidad: las dos caras de la moneda
Sabemos que Internet y las redes sociales ofrecen grandes oportunidades, pero también suponen una gran responsabilidad. Son las principales fuentes de información para muchas personas, así que cada vez se hace más necesario luchar contra las fake news y los bulos, en especial en el sector sanitario.
2020 se inició con el primer aviso a una instagramer en España por hacer publicidad encubierta al no indicar claramente en sus publicaciones que se trataba de contenido patrocinado. En el caso de los medicamentos, la ley es clara: no se pueden publicitar los que requieren prescripción médica, pero en la Red parece seguir existiendo un limbo legal que tiene (o debería tener) los días contados.
Otros debates interesantes serían qué entendemos por influencia en el sector sanitario o cómo pueden usar Instagram los organismos sanitarios públicos para divulgar sobre salud. Pero eso ya son otros temas…
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