¿Influye la marca personal en la marca corporativa?

Sí, y un ejemplo reciente nos lo viene a demostrar una vez más. Hace unos días, Tonia Albà publicaba este tuit que no tardó en generar una gran polémica en la Red:

Pronto la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (CCMA) se desmarcó de la opinión del actor y cómico a través de un comunicado en el que aseguraba que “los comentarios de Toni Albà en redes sociales ni representan a TV3 ni son en nombre de la cadena de televisión”.

¿Debe posicionarse la empresa ante un tuit publicado por un trabajador en su cuenta personal? Esta es una pregunta que siempre genera debate cuando la lanzo en un curso. En el caso de Albà, en realidad no es trabajador de la Corporació, como explican en su comunicado, sino de la productora Minoria Absoluta, en el programa “Polònia”. También la dirección del programa manifestó a través de Twitter que no comparte “en absoluto” el comentario del actor:

Como veis, en el segundo tuit la productora deja claro que “las cuentas de los actores y otros miembros del equipo del programa son de carácter personal y solo sus titulares son responsables”. No obstante, añade que “queremos dejar claro que los insultos y descalificaciones de tipo machista no encajan con nuestra manera de entender el humor”.

[Tweet «¿Debe posicionarse la empresa ante un tuit controvertido publicado por un empleado?»]

Gustavo Frazao / Shutterstock

Retomemos la pregunta que planteaba un par de párrafos más arriba: ¿ha de dar explicaciones una empresa por una publicación de un trabajador en sus redes sociales personales? Para mí, la respuesta es clara: sí, si cree que el tema afecta directamente a su reputación. Y suele hacerlo si la persona que publica la opinión controvertida se relaciona fácilmente con la empresa, y para eso no hace falta que quien la firma sea el CEO o un alto directivo: basta con ser una cara que se vincula con la marca, como sucede en este caso. En otros casos, es fácil descubrir la relación profesional mirando la descripción de la bio del usuario en sus perfiles en redes sociales o haciendo una simple búsqueda en Internet (p.ej. si esa persona indica en su perfil de LinkedIn en qué empresa trabaja).

No es la primera vez que vemos a una empresa emitir un comunicado para desmarcarse de la publicación de un empleado. Recordad el caso de Saimaza o el de esta chica que trabajaba en una agencia de publicidad y en un vuelo de camino a África tuiteó “espero no pillar el sida. Es broma ¡soy blanca”. El comentario le costó el puesto de trabajo y le arruinó la vida, según explicó ella misma dos años después en una entrevista del Daily Mail.

Siempre digo que no se trata de que la empresa prohíba a sus empleados tener presencia en redes (prohibición que, por cierto, no tendría ningún sentido) sino de sensibilizar y formar en el uso apropiado de las redes sociales. Tampoco se trata de autocensurarnos a nivel personal cuando opinamos en redes sociales, sino de ser consciente de que lo que publicamos (aunque sea en nuestra cuenta personal) tiene o puede tener consecuencias. Ya lo decía hace unos cuantos posts: aplica el sentido común para que tu actividad en redes sociales no arruine tu carrera profesional.

[Tweet «Aplica el sentido común para que tu actividad en redes sociales no arruine tu carrera profesional»]

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