He visto a consultores recomendar a sus clientes que creen una página web de su negocio cuando la propia agencia para la que trabajan no la tiene. Me pregunto si tiene algún sentido. ¿Cómo puedes recomendar a tu cliente que haga algo que ni tú mismo has hecho? Me pregunto qué credibilidad puede tener decirle a una persona: «necesitas una web, es imprescindible estar en Internet, porque si no estás en el ciberespacio, no existes». Lo he oído en más de una ocasión. Y luego entras en el buscador, introduces el nombre de la consultoría en cuestión y te sorprendes con la inexistencia virtual de dicha empresa. Si es una herramienta de comunicación imprescindible, ¿cómo puede una agencia de comunicación carecer de ella?
Sinceramente, me parece incoherente. Si tan necesario es tener página web, ¿por qué tu propia empresa no la tiene? Si tan útil y tan bien funciona, ¿por qué no has creado tú una? Eso es lo que le preguntaría yo a la persona que recomendara a mi empresa algo que ni ella misma cumple.
Es una cuestión de ética profesional. No se trata de aprovecharse del desconocimiento del cliente en dichos temas. Para eso nos contrata: para que le asesoremos. ¡Si ya supiera qué hacer no recurriría a nosotros! Seamos éticos con nuestra propia práctica. El rigor y la profesionalidad comienza por uno mismo.