Suelo empezar las clases sobre reputación digital preguntando a los participantes si me han buscado en Google, como ya he contado en alguna otra ocasión. Habrá quien piense que es un ejercicio de egocentrismo, nada más lejos de la realidad. En realidad, me parece una práctica de lo más natural, sana y saludable: deberían tener curiosidad por saber quién imparte la sesión.
«Imaginad que os vengo a hablar de reputación online y de presencia digital y resulta que no tengo ningún tipo de actividad en la Red. ¿Qué pensaríais?», les pregunto. Algunos asienten con la cabeza, otros prefieren mirar al suelo o hacen como que buscan algo, incómodos.
No lo hago para dejarles en evidencia por no haber hecho esta búsqueda, sino como primer contacto con el tema que nos ocupa: lo considero un ejercicio de coherencia y transparencia con mi audiencia. «Esta soy yo, según Google, y os vengo a hablar de esto», les digo mientras muestro los resultados de búsqueda de mi nombre y de palabras clave como «relaciones públicas 2.0».
[Tweet «Empiezo las clases de reputación digital preguntando si me han buscado en Google»]
Normalmente, no suele haber más de 1 persona de cada 20 que me haya buscado en Google. Partiendo de esta experiencia, me pareció muy interesante esta reflexión del gran José Luis Orihuela en Medium, a raíz de esta publicación de Keka Sánchez en LinkedIn:
Creo que se puede hacer una doble lectura de la publicación de Keka, que compartí en forma de tuit (y generó un interesante hilo de debate):
Lectura negativa: ¿por qué no comunican los profesores de comunicación? 👎
Lectura positiva: los alumnos son activos y críticos 👍— Cristina Aced (@blogocorp) 13 de octubre de 2017
En cuanto a los profesores, escribe JL Orihuela: “La presencia digital de los docentes (especialmente en los grados de Comunicación) es una condición necesaria para poder entender y explicar qué es la Comunicación y cómo ha cambiado por el impacto de internet en los últimos 25 años». Y estoy de acuerdo. De hecho, para mí no tiene demasiado sentido dar clases de algo que no dominas ni has experimentado en primera persona.
En cuanto a los alumnos, me gustaría encontrarme en mis clases más alumnos como Keka: curiosos, críticos, inquietos. Más preocupados por aprender que por la nota (no hay pregunta que odie más que esa de: «¿esto cuenta para nota?»).
Retomando la reflexión de Keka: ¿a vosotros que os parece que los profesores de comunicación no usen las redes sociales?