“Ahora hasta la visibilidad te la tienes que traer tú de casa”. No se me ocurre mejor manera de resumir la negativa de una editorial recibida por el ilustrador Carles Ponsí que con este tuit del “dibujador” Rubén Fdez:
Ahora hasta la visibilidad te la tienes que traer tú de casa. https://t.co/9BZDk0CWBb
— Rubén Fdez. (@thefdez) February 4, 2020
“Nos ha gustado mucho tu proyecto pero después de consultar el alcance que tienen tus redes sociales, lamentablemente no lo podemos editar. No dudes en ponerte en contacto con nosotros más adelante si se presenta algún aumento de seguidores”. Con esta respuesta rechazó una editorial el trabajo de Carles Ponsí, colaborador de la revista El Jueves.
La dictadura del like
Vivimos en la dictadura del like y este caso así lo confirma. Y no es el único, según cuentan en El Confidencial. Parece que el número de seguidores se está convirtiendo en un aval indispensable para acceder a algunas editoriales. Entiendo que una editorial es una empresa y que, como todo negocio, busca la rentabilidad. Sin entrar a discutir sobre si este debería ser el único propósito de una editorial, que ya me parece tema para discutir largo y tendido, me pregunto cómo se puede medir la rentabilidad de una publicación en función únicamente del número de seguidores. ¿Es que no importan la calidad del trabajo ni la trayectoria del autor? ¿Acaso no saben las editoriales que es fácil comprar seguidores zombies por solo unos pocos euros?
En la respuesta recibida por Carles Ponsí queda claro que se equipara alcance con el tamaño de la comunidad, pero más trágico aún que se relacione esa cifra con el número de ventas. Ya no solo se elige a ‘influencer’ para publicar, sino que se exige a los que publican que sean ‘influencers’, leo en El Confidencial. “Que es legítimo, porque las marcas al final quieren visibilidad, pero no se nos puede exigir a todos”, lamenta el diseñador gráfico e ilustrador Alberto Miranda en el citado reportaje.
Más nos valdría pasar de la dictadura del like a “darle like al sentido común»
La visibilidad como moneda de cambio
Hace ya mucho, mucho tiempo, 11 años ya, junto con otras 4 apasionadas del mundo digital, publicamos un libro titulado Visibilidad. Cómo gestionar la reputación en Internet (Gestión 2000). En sus páginas defendíamos que Internet es un gran escaparate para darte a conocer. Lástima que, una década después, esa oportunidad de hacerse visible se haya convertido en un requisito indispensable para acceder a según dónde, como bien retrataba Black Mirror en el capítulo titulado “Nosedive”.
La respuesta a Ponsí demuestra, además, que la editorial no tiene previsto invertir ni un solo euro en promoción. ¿Qué valor aporta entonces al proyecto, más allá de la publicación en papel y la distribución física del título? Está claro que son malos tiempos para la edición de libros… Ya lo dice Rubén Fdez: “Ahora hasta la visibilidad te la tienes que traer tú de casa”.
«Más nos valdría pasar de la dictadura del like a “darle like al sentido común”, como sugiere Nilton Navarro, responsable de redes sociales de Infojobs.
Internet es un gran escaparate para darte a conocer
Imagen: Unsplash / Prateek Katyal @prateekkatyal