Todavía me sorprende que en las empresas se dude de la importancia de la comunicación interna. Leo hoy en La Gaceta de los Negocios los resultados de una investigación realizada por la consultora de recursos humanos Hudson: “el 53% de los empleados encuestados cree que su actual empresa no le proporciona la información necesaria y suficiente de por qué su empresa es un magnífico lugar para trabajar”. El estudio se realizó entre 1.024 trabajadores y 410 directores y jefes de recursos humanos, a nivel internacional, según informa RRHH Digital, pues no he logrado encontrar el estudio original. Otra de las conclusiones es que “la empresa actual tiene un serio problema en los que a la comunicación y a la retención de información se refiere”, según la Gaceta. Y estoy totalmente de acuerdo con esta afirmación.
Cada vez son más las empresas que consideran que la comunicación es una pieza importante dentro de la estrategia y la gestión, aunque todavía se infravalore su papel, en muchas ocasiones. Sin embargo, cuando se trata de comunicación interna, la situación empeora. Se tiende a pensar en el cliente como el eje central de la empresa y en el producto como la manera de llegar a él. Y se olvida que sin trabajadores no hay producto y que sin producto no hay clientes. ¿Cómo, entonces, se puede dudar de la necesidad de comunicar a los empleados? Hay que informar a los trabajadores de la misión y la visión de la empresa, así como de sus valores, para que puedan llegar a sentirse parte de ella. Ya no es sólo una cuestión de integración, es también una forma de dar valor añadido a los trabajadores. Porque ellos son los principales prescriptores de la empresa pero también pueden llegar a convertirse sus principales detractores. Como decía Francisco Martín Frías, presidente de MRW, en unas declaraciones recientes: «la empresa debe dar satisfacción a todos; la calidad de un producto o servicio depende de la calidad de las personas«.