Mails internos (y desafortunados) que se hacen públicos

Si hace algunos días hablábamos de cómo Internet y los medios sociales redefinen los límites de la comunicación interna, ya que cualquier comunicado interno se puede hacer público con un solo clic de un trabajador, hoy veremos cómo otro tipo de comunicaciones, en principio también privadas, se convierten en públicas gracias a los medios sociales. Me estoy refiriendo a los e-mails.

Los dos casos tienen que ver con la búsqueda de empleo y con las malas prácticas de algunas empresas. Y, como veréis, tienen un impacto inmediato en la reputación de las organizaciones que los protagonizan.

El primero es bastante reciente y lo descubrí gracias a Núria Escalona. En el HuffPo español lo explican muy bien: dos chicos se inscribieron en una oferta de empleo de la agencia de marketing Innwise (que, entre otras cosas, ofrece servicios de gestión de reputación online) y recibieron por error un e-mail interno en el que se discutía sobre la idoneidad de los dos candidatos en estos términos:

Este tuit lo publica uno de los candidatos, perplejo al recibir tal mensaje. Como veis, un correo interno que envía un trabajador a otro trabajador de la empresa, llega por error a un público externo (que además es de quién se habla en el mensaje) y éste decide hacerlo público al sentirse ofendido por el contenido del e-mail. Un par de horas después de que Álex publique el tuit, llega la respuesta pública de la empresa, también a través de Twitter:

 

Según se explica en este comunicado y según cuenta también el Huffinton Post, Jordi Estalella, director de negocio de la empresa, telefoneó personalmente a los dos afectados para pedirles disculpas. Alejandro confirma haber recibido la llamada de disculpas.

En el artículo del HuffPo, Estalella dice que lo ocurrido «es una comunicación entre dos chicos que han hecho un comentario muy lamentable». Y asegura que: «parece que es la cultura que existe en esta empresa, pero no es así». Según el directivo, la empresa  cuenta con tres empleados en prácticas y una treintena con contrato indefinido y asegura que «no hay nadie que no cobre».

El segundo caso es de 2012. Carlos buscaba trabajo y envió su CV por e-mail a la empresa Riot Cinema. El texto del mensaje era educado aunque, según Nicolás Alcalá, uno de los fundadores de Riot, carecía de interés y así se lo hizo saber en el correo que le envió y que decidió publicar en el blog de la empresa bajo el título «Cosas que no debes hacer si buscas trabajo en Riot Cinema» (el post original ya no se puede leer porque lo editaron tras la avalancha de críticas).

Aquí podéis ver el e-mail de Carlos y la respuesta que recibió de Riot:

e-mails caso Riot
e-mail enviado por Carlos y respuesta que recibió de Riot.

 

Tras las críticas, Nicolás publicó una disculpa en el blog, en el que reconocía su error. Incluso, siguiendo el consejo que algunos internautas le habían dado, Nicolás publicó un post en el que explica la clase de e-mails que les gustaría recibir de personas interesadas en trabajar con ellos. Sin embargo, la blogosfera/ tuitesfera ya lo estaba juzgando (y muy duramente), con el agravante de que Riot Cinema era la productora que había impulsado El Cosmonauta, la primera película española financiada por crowdfunding. La empresa que había pedido la colaboración de los internautas para hacer realidad su proyecto ahora criticaba abiertamente a un joven que les había pedido empleo. Algunas personas que se habían a colaborar se sintieron decepcionadas por este comportamiento.

Estos dos casos evidencian algo que ya sabíamos: ten cuidado con los correos electrónicos que envías, porque un error puede jugarte malas pasadas. Aparte del debate ético y moral que podríamos tener sobre si es correcto o no enviar este tipo de mensajes, hemos de ser conscientes de que cualquier mensaje interno puede acabar saliendo a la luz y que si se hacen públicos su contenido influirá directamente en la reputación de la empresa.

Por cierto, que el último caso nos recuerda, además, la importancia de los foros de opinión, que aún siguen muy vivos y en muchos casos son el origen de crisis de reputación. Con herramientas como Boardreader y Omgili podemos detectar conversaciones sobre nuestra marca en foros y así evitarnos más de un susto.

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