Salud y nuevas tecnologías

El miedo a las consecuencias que las nuevas tecnologías puedan tener sobre la salud del ser humano no es algo nuevo. La “infoxicación” a la que se refiere Alfons Cornella, ¿puede convertirnos en pacientes sobreinformados y cibercondríacos? Hay opiniones para todos los gustos, pero últimamente me he estado documentando bastante sobre el tema, por un proyecto en el que colaboro, y he de decir que diversas fuentes coinciden en que no hay por qué alarmarse. Al parecer, usamos internet para buscar información de salud, como hacemos con casi cualquier tema hoy en día, pero somos bastante conscientes de nuestras propias limitaciones a la hora de interpretar dichos datos, según demuestra el Proyecto Internet Catalunya (PIC) de la UOC, que se hará público en breve.

Precisamente sobre este tema estuvieron debatiendo el pasado martes en Madrid, en el marco de la jornada “El papel de las nuevas tecnologías en la divulgación del conocimiento científico”, organizada por la Fundación Lilly en Madrid (podéis consultar el programa, en pdf).

Y leo en un resumen publicado por Victoria Quesada en Diario Médico que “Internet se configura como una de las fuentes principales de información para profesionales sanitarios y pacientes” y “como un instrumento para lograr una atención sanitaria más eficiente”, en palabras de Javier González de Dios, jefe del Servicio de Pediatría del Hospital de Torrevieja y miembro del Comité Científico de Medes.

Coincidieron todos los ponentes en que el acceso a esta información en internet tiene más ventajas que riesgos y, según apuntó González de Dios, “contribuye a que se elimine el modelo de relación paternalista en la que predominaba la asimetría de la información. Ahora hemos conseguido un modelo mucho más democrático y enriquecedor para todos”. O sea, que según los propios profesionales de la salud, estamos ante una oportunidad más que ante un riesgo. Siempre, creo yo, que se gestione adecuadamente el acceso a la información y que se creen sistemas que permitan saber qué fuentes de información son fiables. Es el punto débil de Internet, en éste y en todos los ámbitos: la calidad de la información. Y es, por tanto, el gran reto que hay que afrontar.

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