No puede haber transmedia sin storytelling. Es imposible. Pensaba en esto al hilo del post de Carlos Scolari que tanto debate ha generado, y en el que propone evolucionar del transmedia storytelling hacia el “diseño narrativo” (narrative design).
Es curioso que una reflexión en clave “post-transmedia“ (según la describe el propio autor), que denuncia los usos y abusos del concepto transmedia, inspire este post que lo que hace precisamente es dar un paso atrás y situarse en el transmedia storytelling. Será por llevar la contraria 😉
Carlos propone ir más allá de las narrativas transmedia y acuña un nuevo concepto, el de “diseño narrativo”, entendido como “una rama del diseño especializada en la creación de mundos narrativos que se despliegan en muchos medios y plataformas, y donde los usuarios/fans tienen mucho para decir y hacer”. Y el enfoque me encaja. Pero antes de dar ese paso adelante, yo propongo dar un paso atrás para reflexionar sobre transmedia storytelling en el ámbito de las marcas.
Decía al principio del post que no hay transmedia sin storytelling. ¿Cómo se pueden desplegar mundos narrativos en varios medios y plataformas sin un relato? Es la historia en sí misma la que se despliega a través de varios mundos narrativos. Por eso transmedia y ficción casan tan bien, porque tienen la historia como nexo. Solo hay que ver una serie como “La zona” y todos sus universos narrativos para entenderlo.
[Tweet «Transmedia y ficción encajan bien porque tienen la historia como nexo»]
Pero, ¿qué pasa cuando intentamos trasladar el concepto de transmedia (si Carlos me perdona por usarlo como sustantivo) al branding? En este post os expliqué el caso de “The Beauty Inside” & Toshiba & Intel, una miniserie online de 24 video diarios agrupados en 6 episodios que permitió a Intel transmitir sus valores de marca. Fijaos que, para conseguirlo, crearon una serie. Ficción. Un personaje que cambia de apariencia cada día sin perder la esencia, un símil perfecto del papel que juega Intel en los ordenadores.
¿De qué otra forma podrían estas dos marcas haber conseguido crear una experiencia transmedia? O quizá sería más correcto plantear la pregunta de este otro modo: ¿por qué querrían los usuarios adentrarse en un universo transmedia si no hubiera una buena historia detrás?
Ahí radica la dificultad del transmedia branding: las marcas han de convertirse en productoras de ficción, con todo lo que eso conlleva (ideas, presupuesto, riesgo), para transmitir unos valores de no-ficción. Por eso son tan pocas las marcas que se atreven a dar el paso y menos aún las que consiguen hacerlo con éxito. ¿Cuántos ejemplos de series transmedia os vienen a la cabeza? ¿Y cuántos ejemplos de transmedia branding? (Pista: en el Transmedia Day organizado por Bertelsmann encontraréis inspiración).
Las marcas han de convertirse en productoras de ficción para poder hacer transmedia branding
Imagen: Shutterstock/ Mohd KhairilX