Hace una semana estuve en la Conferencia de Reputación Corporativa que se celebró en el IESE en Barcelona, organizada con el Foro de Reputación Corporativa (fRP) y el Reputation Institute.
Me interesaron especialmente las intervenciones del profesor Charles Fombrun, presidente del Reputation Institute, que recordó la importancia de que lo que la empresa dice y hace sea coherente. No hay que olvidar que la reputación es la suma de ambas dimensiones: no cuenta sólo lo que decimos que somos, sino cómo nos ven los demás.
Fue también interesante el debate sobre cómo medir la reputación y cómo ésta influye en la cuenta de resultados, a través de su impacto en los comportamientos de los grupos de interés (stakeholders).
Se mencionaron otros aspectos ya conocidos sobre este tema: la necesidad de contar con el compromiso de la alta dirección, en primer lugar, y también con la colaboración de toda la organización (la reputación no sólo debe ser gestionada desde el departamento de comunicación). Y diversas empresas del fRP explicaron casos prácticos.
Sin embargo, eché de menos el ámbito online. Sólo se hizo una referencia a la reputación digital, en respuesta a una pregunta planteada por un asistente. Me sorprende que a estas alturas se pueda organizar una jornada sobre este tema y dejar de lado la reputación corporativa online. Como sucede con muchos aspectos 2.0, el problema está en pensar que son sólo un más a más y no darse cuenta de que, en realidad, ya juegan en la primera división de la gestión empresarial.
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