Ha sido una semana intensa de eventos sobre comunicación. Aunque tengo pendiente publicar algunas reflexiones de cada una de las jornadas a las que he asistido, me gustaría compartir con vosotros una reflexión general fruto de esta semana de actividades.
De entrada, ya advierto que no he podido asistir a todas las sesiones de cada uno de los eventos mencionados, pero me doy cuenta que, en general, me he quedado con la sensación de “sí, ese ejemplo ya lo conocía”. Que nadie piense que voy de prepotente sabelotodo (¡con todo lo que me queda por aprender!). De hecho, he aprendido mucho esta semana (estoy ahora en proceso de asimilación de tanto contenido…). Lo que quiero decir es que me da la sensación de que, cuando se habla de social media (cuando hablamos, que yo me incluyo en el saco), muchas veces llueve sobre mojado.
La conferencia de apertura del OMExpo sobre social media estuvo correcta. Sin embargo, esperaba más. No es que el ponente fuera flojo o el contenido pobre, es que esperaba una reflexión más profunda sobre el tema, quizá menos introductoria. Y esto me ha hecho pensar en algo que hemos comentado con muchos colegas en reuniones de este tipo: ¿para cuándo una reflexión más profunda sobre los social media? Y, otra gran pregunta, ¿en qué foro se podría analizar este tema a un nivel más profundo?
Sé que todavía queda mucho trabajo de sensibilización sobre estos temas, en especial en lo que se refiere a grandes empresas, pero al mismo tiempo (y en paralelo) creo que somos muchos los que echamos en falta una base más sólida en este ámbito (quizá más científica o más teórica, siempre de la mano de la práctica, por supuesto). Precisamente sobre este tema nos hizo reflexionar Juan Pedro Molina Cañabate hace poco con motivo de una ponencia sobre comunicación 2.0 que estaba preparando para un congreso y que muy pronto se publicará (os aviso cuando así sea, porque el material es muy interesante). El sentimiento compartido que descubrí entre los colegas es este que os comento: que es necesario reflexionar y, entre todos, construir un marco de referencia sobre el que se asiente esta nueva forma de comunicarse.
¿La buena noticia? Como me dijo ayer un amigo, cuando le comentaba estas reflexiones: la suerte es que ahora las herramientas 2.0 nos permiten colaborar, compartir y construir entre todos. Aprovechemos, pues, esta oportunidad.