¿Una web que incluye un formulario es una web interactiva? ¿Una marca que menciona a otros usuarios en sus tuits podríamos considerar que está fomentando la interacción? Son dos preguntas que a menudo planteo en los cursos que imparto.
Hay quien cree que para ser interactivo solo hace falta permitir la interacción. Así lo define la RAE, por ejemplo: “dicho de un programa: que permite una interacción, a modo de diálogo, entre la computadora y el usuario”. Pero yo discrepo.
Para mí, la interactividad es un camino de ida y vuelta. Como se explica en numerosos papers sobre el tema, que una herramienta tenga el potencial de ser interactiva no asegura que lo sea. Así, un blog puede ser interactivo, pues los comentarios lo permiten, pero si nadie comenta o si los comentarios no reciben respuesta, podemos decir que la interacción ha sido fallida.
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De ahí que investigadores como Sundar, Kalyanaraman & Brown y Rafaeli & Sudweeks propongan ir más allá de una perspectiva funcional y entiendan la interactividad como un proceso. “Interactivity is not a single state at a specific moment, but a dynamic process during relational communications”, aseguran Yang & Lim.
Así que volviendo a las preguntas con las que iniciaba el post, mi respuesta sería que en ambos casos se da la oportunidad de interactuar: bien a través de un formulario, bien a través de una respuesta a través de Twitter. Estaríamos ante una fase inicial del proceso interactivo. Si finalmente se envía el formulario y se obtiene respuesta, o la mención del tuit es respondida, entonces podremos decir que el proceso se ha completado y que, entonces sí, se ha logrado interactuar con éxito. ¿Estáis de acuerdo?