¿Y si las redes no fueran el lugar idóneo para conversar? Los estudios nos muestran una y otra vez que las empresas no dialogan en redes sociales. Pero nosotros (los que nos dedicamos a la comunicación digital) seguimos insistiendo en que sí, en que hay que conversar. Y soy la primera en entonar el mea culpa: hace solo unos meses escribía aquí mismo, en Blog-o-corp: en medios sociales, sin diálogo no hay relación ni hay resultados.
Pero ahora me lo estoy replanteando. ¿Y si nos hemos equivocado y hemos puesto el foco en el lugar que no toca? Quizá las redes sociales no sean el sitio más apropiado para conversar, pero sí para captar la atención de los seguidores, para estrechar vínculos, para hacer marca, para construir imagen… A lo mejor el problema es que buscamos en las redes algo que no nos pueden dar.
Hace unos días, Pérez-Reverte decía en una entrevista en La Nación argentina: “Las redes son formidables, pero están llenas de analfabetos, gente con ideología pero sin biblioteca, y pocos jerarquizan. Es el lector el que debe discernir e interpretar. Dan igual valor a una feminista de barricada que a un premio Nobel”. Así explicaba las razones que le llevaron a cerrar El bar de Lola, que abría sus puertas todos los domingos en Twitter para todo aquel dispuesto a conversar con él. “Era fatigoso tener que explicar cosas obvias”, dice. Se cansó “de que un simple tuiteo se convirtiera en titular de prensa todos los lunes. Era ridículo que una cosa dicha en tono relajado se tradujera luego en Pérez Reverte insultó a una feminista”.
A lo mejor el problema es que buscamos en las redes sociales algo que no nos pueden dar
Así somos, de tuit fácil. Leemos dos líneas (con suerte) y tuiteamos el artículo. Es lo que más abunda en la era del clic. Solo hay que ver el titular de la entrevista de La Nación: «Las redes sociales están llenas de gente con ideología, pero sin biblioteca», que es precisamente la declaración que he destacado en este post, y que en realidad es solo una pregunta de una extensa entrevista sobre la trayectoria de Pérez-Reverte que se explaya en su experiencia como corresponsal de guerra. La mención a Twitter es solo un detalle, pero es el anzuelo que nos traerá visitas. Periodismo de clickbait.
En realidad, no todo es así en la Red, no nos quedemos con la anécdota. En Internet hay sitio para todos, también para iniciativas de periodismo pausado y extenso, como Jot Down, la Revista 5W y El Extrarradio. Pero seamos realistas: estos casos son una excepción. Lo que más abunda y lo que más ruido hace son los usuarios que no hablan, sino gritan, y que aprovechan las redes para imponer su criterio.
Ante esta realidad, no son pocos los medios que en los últimos años han decidido cerrar los comentarios en sus versiones online. Por algo el medio noruego NRK solo deja comentar las noticias a los lectores que demuestren haberlas leído. El peaje para comentar es responder a tres preguntas sencillas relacionadas con el texto. “Los 15 segundos adicionales a la lectura que lleva responder a las preguntas sobre la temática de la historia también contribuyen a bajar el tono del comentario, en caso de que el lector estuviese con muchas ganas de despotricar”, explica el editor Marius Amesen en BBC Mundo.
¿Tenemos los comentarios que nos merecemos?, se preguntaba hace un par de años Javier Pastor en Xataka. ¿Tenemos las conversaciones que nos merecemos, en redes sociales? Eso ya da para otro post…
Quizá las redes no sean el lugar para conversar sino para captar la atención, para hacer marca…